Los relatos que tengo para
compartir son tantos, que se agolpan inexorablemente y se atropellan por salir.
Cada uno de esos relatos desea ser compartido y están tan ansiosos que en
ocasiones no logro decidirme por uno en especial.
Después de unos días sin escribir
y percibiendo la fuerza interior que me impulsa a contar mis historias, me
encuentro nuevamente con los dedos suspendidos en el aire en espera de la
primera idea.
… mi padre
La muerte de mi padre nos tomó
por sorpresa a todos en la familia, fue un acontecimiento muy triste del que
todavía hoy después de más de 20 años, yo no he logrado superar. Cuando
pienso en mi padre, en su vida y en su trágica muerte un punzante dolor en el
corazón siempre me estremece. Su imagen y ese dolor profundo pasaron a ser mis
compañeros inseparables por todos estos años.Vivía junto a mí durante todas las
horas del día y en la noche me acompañaba en mis sueños. Los días se me hacían
muy duros y en las noches casi no lograba dormir. Comencé a experimentar una
rara relación con la muerte.
Realice todo tipo de tratamientos
médicos que me ayudaban a dormir y equilibrarme un poco, pero al
final la ansiedad y la sensación de esa presencia eran suficientemente fuertes
como para impedir que yo lograra tener una vida diurna y nocturna normal.
Una buena amiga, médico de
profesión y brillante especialista en Neurología, y de una mente muy abierta
para los temas esotéricos, fue la responsable de que durante estos últimos años
yo encontrara un poco de tranquilidad espiritual en relación a la presencia de
mi padre en mi vida.
Fue una experiencia simple que me
sacò definitivamente de ese torbellino.
Después de escucharme con su
paciencia habitual, mi amiga sentenciò y diagnosticó que el espíritu de mi
padre estaba literalmente pegado a mí. Todo era cuestión de realizar lo que se
debía para separarlo definitivamente.
Nada tenía que ver con rituales
ni con santería u otro tipo de práctica
Me solicitó que me sentara en una
silla y me colocò otra igual vacía, justo frente a mí a una distancia de
aproximadamente medio metro, ahora todo dependía de la intensidad de mi pensamiento y de la Fe que colocara en
ello: debía imaginar que tenía sentado frente a mí a mi padre, eso significaba
que debía imaginarlo físicamente y en la misma posición en la que yo
estaba. En esa visión nítida debía
describir una figura geométrica en forma de 8, en la que mi padre quedara dentro
de un espacio y yo dentro del otro justo frente a él y como si ambos
estuviéramos dentro de este 8 imaginario. De la intensidad de este dibujo
dependía todo lo demás. Debía imaginar una y otra vez la silueta de este 8 y
sentir una y otra vez que yo estaba en un espacio y mi padre en el otro. Una
vez definida con la mayor claridad esta imagen, mi amiga me pidió que tomara en
mis manos unas tijeras imaginarias y realizara un corte rápido y preciso justo
en el punto de intercepción. Realizada esta operación imaginaria debía separar
las dos partes definitivamente y colocarlas una junto a la otra pero sin
contacto. La operación de cortar, era una manera de cortar el vínculo, el
cordónumblical que me mantenía unida a esta forma de energía espiritual que tenía
tanta influencia en mí.
De acuerdo con la experiencia de
mi amiga, este ejercicio mental debería realizarlo al menos dos veces por día y
poco a poco iba a lograr restablecer mi independencia espiritual.
No recuerdo exactamente cuántas
veces realice esta operación. Solo puedo asegurar que sin apenas darme cuenta
aquella dependencia violenta y dolorosa fue desapareciendo y poco a poco fui
recuperándome y olvidando un poco mi extrema relación con la muerte. Empecé a
equilibrar el sueño nocturno y los pensamientos relacionados con la muerte
fueron desapareciendo.
Mi amiga dice, que esto es una práctica esotérica que tiene mucho que ver con la
disponibilidad del cerebro para atraer o separar determinadas influencias que
pueden convertirse en sensaciones reales.
Una vez más yo estaba colocada
frente a una extraordinaria experiencia esotérica.
Este, no era ese el relato que
deseaba contar, salió inesperadamente. Seguramente por alguna razón
inexplicable pero aquí está para quienes lo necesiten practicar o simplemente
para que quede en el recuerdo de quienes lo lean.
Mi padre al fin descansa en paz y
yo logro recordarlo con el amor profundo
de forma tranquila y sosegada disfrutando de la vida que me ha sido regalada.
Visite nuestro sitio web: www.mioraculo.com