Hola
amigos:
He
anhelado desde hace algún tiempo poder escribir este relato que para mí
representa un tesoro que conservo desde la infancia. Las creencias espirituales
me han despertado una gran curiosidad desde que tenía exactamente diez años de
edad. Recuerdo que en las noches después de cada comida mi costumbre era
indagar acerca de otras existencias. Mi abuelo materno fue mi primer maestro.
Sus conocimientos estaban materializados en una facultad especial que tenía de
ver y escuchar a los espíritus, tal es
el caso que su profesión era la Fotografía, y su anhelo, poder alguna vez
alcanzar alguna de esas visiones con el flash mediante una película sensible, y
nunca tuvo esa posibilidad. Su cualidad como médium, la reflejaba mediante sus
propios sentimientos y lo primero que logró enseñarme era el por qué, los
espíritus venían hacia nosotros y sobre todo a descubrir cual era la causa por
la que eran atraídos.
Tenía
entonces trece años cuando mi abuelo partió de este mundo, y justo a los nueve
días al terminar la novena plegaria de oración conocí otro gran maestro. Se
trataba de un Señor muy distinguido y respetado ante la sociedad por la
seriedad que emprendía sus conocimientos en la práctica de la Doctrina
Espiritista, su nombre era José, y las primeras palabras que dirigió hacia mí
fueron, (…) la Obra Espiritual enseña y educa mucho, sobre todo nos prepara
para la muerte, ese momento que va a llegar en
un día lejano (…)
Motivados
quedamos todos ante esa plegaria tan bella; el espíritu de mi abuelo realmente
merecía un grato descanso, y aquella tarde de oraciones era el tributo para que
todos los seres afligidos descansen en paz. Comprendí desde entonces que Dios
en su inmensa sabiduría había guiado mis pasos para que, al colocar una
estrella en el cielo, otra luz me guiara desde la tierra.
Así
fue como conocí a mi padrino, y de
manera sorprendente, mi noble sueño se convertía en una espléndida realidad.
Los Espíritus Elevados me anunciaban que la gracia y el poder de sus corrientes
iban a influir sobre mi cuerpo y espíritu, dotándome de una percepción
intuitiva capaz de captar las diferentes manifestaciones de los espíritus y
reproducirlas mediante la práctica de una Obra Espiritual.
Mi
padrino tenía un Altar precioso, el cual tendrán la oportunidad de conocer a
través de nuestras publicaciones. Aún conservo la esperanza de que el mío,
llegue algún día a lucir semejante al suyo, pero mi única aspiración era lograr
entregarme en cuerpo y alma, tal y como lo hizo José. He aquí donde la
historia, sede paso a una siguiente narración…
ENCUENTRE A MILUZ EN :
www.mioraculo.com
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